7.08.2022

 por Alien Carraz



La empresa del retail y/o de servicios en Chile, está llena de trucos y faramañas que son parte del espíritu carterista de nuestros criollos ejecutivos comerciales que han estudiado en las universidades para ser campeones, pero que luego (tras empaparse de la realidad del mercado y pasarse a la marea roja de los vivos) se dedican a “mejorar” las fórmulas que permiten a sus empresas obtener otros dividendos (amparados en los impúdicos recovecos de la ley y en otros laberintos de la letra chica) por encima del lucro y las ganancias regulares, que ya son muchas. Tanto así, que varias de las empresas que empezaron como tiendas en Chile (¡vaya si no ganan plata!) ahora son también Bancos de Consumo: Ripley, Falabella, Paris, etc.
Ganan plata como bestias porque siempre cuentan con el inepto sentido común de nuestra mente consumista, esa porción de nuestra glotona indiosincrasia nacional que está siempre atenta a las ofertas y que va por la vida ansiosa por acumular cosas materiales.

Somos lo que consumimos.

Los estudios de mercado nos tienen medidos, calculados, desmenuzados hasta la mínima célula, y sus afiladas garras -que sólo saben hacer cariño del malo, como esos bandidos pervertidos que les corren mano a las féminas en el metro- no sueltan la presa porque ésta se ofrece mansamente al juego de creer que la plata siempre alcanza para embarcarse en otra adquisición en cuotas.

Todos, recibimos varias llamadas diarias de distintas empresas que, sin pedirnos permiso, nos invaden en nuestra privacidad (y en contra de nuestros derechos) haciéndonos ofertas de portarnos a otra compañía de tv-internet-teléfono o para ofrecernos créditos pre-aprobados o para proponernos seguros de vida o para (desde nuestro banco) tratar de meternos tarjetas de crédito o cosas por el estilo.

El marketing en Chile es, en general, no sólo inapropiado, grosero e invasivo, sino derechamente ilegal. Especialmente, en lo que se refiere al teléfono. La publicidad en internet es un despropósito en sí mismo. Cada vez que me topo en el supermercado con la marca de un producto de esos que te entorpecen ver lo que hay en una página web o en un video ¡ni cagando lo compro!
De hecho, veo el logo de la marca y me da rabia…

¿Entonces (si es que no soy el único que está mal de la cabeza) cuál es el afán de la publicidad de entrometerse en las páginas de internet y prácticamente arruinarnos la concentración sobre lo que uno quiere hacer o ver? ¿Es esta misma estrategia impúdica y atrofiada la que termina por imponer su ley hasta lograr doblegar nuestra voluntad como si se tratara de una hipnosis colectiva? ¿Es el principio de lo subliminal: Ya sabe, aquello que en apariencia no toca nuestro estado consciente pero que definitivamente influye en nuestra conducta?

Según algunos especialistas, mientras la maquinaria comercial alcanza niveles científicos para influir en la voluntad de la gente, nosotros vivimos pajareando y nos hemos vuelto flojos para analizar en consciencia el mundo que nos rodea.
Somos como la hoja a merced del viento. Somos los veletas que vamos adaptando nuestras conductas a la voluntad de aquellos que dictan las normas (sean éstas buenas o malas, prácticas o derechamente incómodas, inútiles o directamente erróneas, vivarachas o absolutamente tontas).
Al final, terminamos pagando por todo y nos hacemos parte de la masa al igual que al ganado que lo van cambiando de potrero en potrero. Los que alegamos no somos tantos y es fácil que nos tilden de “rayados”, “rebeldes sin causa” o el mote más usado para descalificar a los que defienden sus derechos: “conflictivos”. Acá, donde hay una población importante de adultos mayores, los llaman “jubilados ociosos” o “viejos recu”.

Claro que hay algunos que, con todo el derecho del mundo a protestar y exigir de las autoridades que cumplan con su trabajo, fijan su atención y concentran sus esfuerzos en aquellos asuntos que, a pesar de tener alguna importancia, NO son los fundamentales que resguardan el bien común ni protegen la vida ciudadana ni ayudan a la solución de problemas de fondo ni tampoco nos permiten empujar verdaderamente el carro que obliga a estos encargados a cumplir con las obligaciones básicas de la pega que hacen con el sueldo que les pagamos.

Si tuviésemos consciencia del planeta que nos circunda, sabríamos perfectamente que Algarrobo es un paraíso, una especie de salvavidas para aquellos muchos que ya no soportan su estresante existencia en medio del cargante estilo de vida que impone Santiago al planeta de ansiosos que lo habita sobre la cargante carpeta de asfalto y cemento, en medio del aire contaminado, el tráfico inclemente, la inseguridad, las urgencias…todos los males típicos del caos metropolitano donde se apiña la gente…

Cierta gente, las ratas de ciudad, adoran vivir en las urgencias; aman el choclón y el despelote, sienten en la guata la adrenalina de ir sorteando autos en los tacos y disfrutando del veloz paisaje donde hay miles y miles de rostros que no se ven.
El influjo de la calle, los escaparates, los colores, la moda citadina serpenteando en todas partes o la primavera-verano que saca a relucir las delicias de las féminas que se marketean para enseñar sus atributos, es la vida tipo de la urbe que despliega sus avideces y obliga a pensar rápido, a calcular con la cpu a toda potencia, a lamparear con muchos megapixeles, a sacar conclusiones a la velocidad de la luz…

Acá, hay veces en que ni pienso. Me siento frente al mar y mi mente se va de viaje adonde sólo Walt Disney o Julio Verne serían capaces de seguirme. Y si alguien cree que es porque tengo todo el tiempo del mundo, déjenme decirles que es todo lo contrario. Mi día se inicia a las 4:00 am y se termina a las 10:00 pm. No paro de hacer cosas, pero no invierto en tacos, ni colas, ni respiro porquerías, ni malgasto mi energía, ni vivo en alerta, ni la existencia me empuja… ni sufro de ansias por hacerme de cosas hermosas, exquisitas y deliciosas que no necesito…

Acá, me ha dado por la tierra, el aire, el agua, las plantas, mis tomateras, mis lechugas, mis pinturas, mis diseños, los muebles que hago, mis escritos, los paisajes, la quebrada… y sobretodo, mi familia, esas criaturas divinas que me conectan con lo mejor que puedo llegar a ser.

Acá, he aprendido – a pesar de ser un idiota típico y monumental - que puedo mejorar. Es que me dan ganas de ser mejor.

Allá, soñaba mucho más con ser un "hijoeputa inteligente" y bueno para ganar plata.


 por Alien Carraz




Según algunos sociólogos muy encumbrados y sensibles a las urticarias como producto de la rotería, el Tercer Mundo es un lugar de la Tierra poblado por seres, personas y gobiernos de quinto enjuague que son el equivalente a una manada de animales humanos de medio pelo que usan el cerebro para las cuestiones apenas elementales de la sobrevivencia (sin que los demás beneficios - la cultura, por ejemplo - tengan ninguna importancia en la ecuación), y que en términos de amor propio, horonabilidad y otras virtudes, prefieren siempre apretar cachete con todos los diarios en vez de sacar solo el que pueden leer, se estacionan frente al portón de tu casa y te cagan el fin de semana, mean en cualquier parte, desbordan los basurreros con porquerías y, en general, son como una copia feliz del flaco (sin el indio) que cree que ha salido de triunfador porque un pinche monstruo solidario le tiró un par de gaviotas en vez de gritarle ¡Fome!.

Es que tras el estallido (que aún golpea, pero, mayoritariamente, en manos del lumpen y de otros antisociales que siguen reciclando las barbaries de romperlo todo) al pueblo chileno le ha dado por ser amoroso con aquellos íconos de la debilidad humana, esos pobres hombres caídos, estrellas del espectáculo que se fueron por la pendiente después de despilfarrar el lucro de una gloria corta y turbulenta.

El tercer mundo también está poblado con gente del sector oriente; grandes manadas de personas que, en el caso de nuestra angosta faja de volcanes, expresan el mismo lamento que, para ellos, define todos nuestros defectos:
¡Es una lástima que Chile no quede en el extranjero!

Es que ellos adoran todo lo que viene de alguna parte superior del primer mundo, especialmente si es de Europa o de Estados Unidos.
Uno de los males típicos tercermundistas que asola esta ínfima parte de este grano-roca que flota en una galaxia rodeado por otros 500 mil millones de planetas (O sea, de centro de la galaxia ¡nada!) es esa dolorosa falta de amor propio que vive enquistada en el confuso orgullo nacional y que nos hace doblegarnos y hasta renunciar a nuestros principios, con tal de conseguir algo, quizás una pizca de cariño o de admiración, que provenga de alguna parte del mundo superior. Así, por ejemplo, los alucinados del cada vez más decadente Festival de Viña, se trajeron a un grupo gringo musical californiano que, como muestra de su “grandeza”, se paró en el escenario con una hora de retraso. A la Quinta, llegaron 25 minutos más tarde de lo acordado, y para dar otra muestra de su superioridad manifiesta frente al populacho, tras bambalinas, el líder de la banda, un tal Levine, exigió a los presentes que no le miraran a la cara y que se dieran vuelta hacia la pared...

¿Y qué creen? ¿Que hubo protestas? ¿Que quemaron a la banda completa y al tal Levine lo colgaron de las bolas? ¡Nada! Todos mansamente a darse vuelta y contra la pared.
Me acordé de Lautaro e imaginé a Valdivia (¿O era Pizarro?) diciéndole ¡Ya indio, no oséis mirar mi rostro, daos vuelta y mirad hacia la araucaria! (en mi mente caprichosa y febril, imaginé ver la cara roja de emputecimiento de Lautaro antes de aforrarle el primer mazazo al “noble”)

Levine, el “super star”, se presentó en Viña en una facha que, si se hubiera topado con carabineros en la calle, de seguro - con el estado de nervios que hoy los domina - le hubiesen puesto unos lumazos mucho antes de siquiera perdirle el carné y lo habrían revisado entero buscando piedras, miguelitos, alguna molotov o quizás alguna antorcha (y no precisamente una de esas que regalan a cualquiera que se ponga a cantar o a contar chistes fomes en el festival).

Quiero aclarar que no soy anti-gringo. Soy anti-trump y también anti cualquier gringonada de esas que se interponen y entrometen en la vida particular y privada de los pueblos y gobiernos como si los Estados Unidos hubiese sido elegido por el Dios Universal para dictar las normas que deben regir los destinos de este planeta. No hay otro país de la Tierra con menos aptitudes, virtudes y derechos que Usa para dictar cátedras de justicia, honestidad y decoro o para arrogarse cualesquiera de las otras cualidades de excelencia necesarias para elevar exigencias y demandas morales y mucho menos para asignarse a sí mismo el derecho a querer dirigir (camuflada, solapada, disimulada o subrepticiamente) el rumbo político y económico del planeta.

Alguna vez, salió una nota de prensa en la que se leía “Empresarios estadounidenses se quejan del pobre inglés de algunos ejecutivos chilenos en las negociaciones que se hicieron en Santiago”.
O sea, nosotros, para ir a hacer negocios a Usa estamos absolutamente obligados a hablar inglés. Pero, ellos, para venir a Chile a ganar plata con nosotros, no sienten la más mínima obligación de aprender castellano...
¿Será la del burro aquel?

Los asesores de Levine asentados en la Embajada de Usa, iniciaron una especie de operación “Marron Five for Chile” para salvar las apariencias y el bochorno, apenas el avispado del cantante se retiró de Viña soltando un rosario de garabatos que incluían Fucking city! (¡Ciudad culiá!, para ponerlo en contexto y tal como debería traducirse al chileno), amén de un salivante Assholes! (O sea, ¡Weones!) en dirección a todo el querido pueblo chileno que se tuvo que mamar un concierto más fome que campana de goma y con menos chispa que un esmeril de palo, y todo para ver a un Levine que no se presentó en pijamas solo porque con el desgano optó por ir como quien se viste para limpiar una fosa séptica y con su cabeza coronada con un esperpéntico corte mohicano (de esos que se hacen con tijeras para cortar el pasto).
Además, y para terminar de joderla, resultó ser más desafinado que un discurso de Pinochet con rabia.

Finalmente, los asesores y Maroon 5 se juntaron en el hotel para planificar la estrategia que los haría convertirse en buena gente, súper arrepentidos, y de paso, en amigos de Chile, enamorados de las empanadas de pino, del vino tinto, de la cazuela y dueños repentinos de varios volúmenes de Pablo Neruda, Gabriela Mistral y especialmente de Nicanor Parra, de quien pasaron a transformarse en profundos admiradores.
Después, para pasar el bochorno de los memes y las burlas que les caían como lluvia en las redes sociales, se zamparon sus buenas rondas de bourbon (whisky gringo) antes de soltar sentidas declaraciones acerca de su amor incondicional por Pablo Mistral, la Nicanora Neruda y el maravillosou Gabriel Parra.

El asesor: Repeat with me...Estábamos nerviosos
Levine: Eistavamos nervisas
El asesor: No...nerviosos...nerviosos...ner-vio-sos
Levine: Neirvoses...
El asesor: ¡Nerviosos!
Levine: ¡Nirvoses!
El asesor: ¡Putas el pendejo pa'grande!
Levine: What?
Alguien le gritó¡Weón, tení head of escobillón!



                   


Cuando Claudio Bravo se apareció en el aeropuerto con una facha digna de alguna estrella de esas que sólo se ven en las urbes sofisticadas del mundo, como Nueva York o Londres, la comidilla de la prensa chilena hizo su agosto desmenuzando los detalles de la vestimenta, especialmente del sombrero negro de ala ancha, de sus ajustados pantalones pitillos o de sus estilosas zapatillas negras y blancas. De inmediato, lo taparon con memes donde mezclaron su estilo con los excéntricos arranques fashion de un personaje estrambótico y parafernálico como Dimondo o con las recordadas postales de una diva fatal como la Joan Collins y sus grandes sombreros.
En las calles de la urbe metropolitana, muchas de nuestras mujeres, aquellas hermosas y bien dotadas por la naturaleza y la herencia, pasean sus divinas protuberancias embutidas en unas faldas que dejan poco a la imaginación o unos pantalones ajustados que enmarcan todos aquellos lugares donde la mente masculina tiende a volverse ardientemente imaginativa, o unos escotes que simplifican casi radiográficamente la posibilidad de que nuestro cerebro defina claramente cómo son, cómo están, cuántos cc y de qué turgencia podríamos estar hablando.

Las chicas citadinas de hoy son mucho más fieras que aquellos corderitos que aparentaban ser años atrás cuando la marea de gente en la calles –hoy un arcoíris multicolor- era una masa que no pasaba del gris, marengo, café, negro o azul marino.
Eran tiempos en los que casi todas las faldas cubrían púdicamente las rodillas y las boobies había que imaginarlas como quien recrea mentalmente el “paraíso” con la vista fija en la sección “melones de guarda” de la verdulería.


A pesar de las varias capas de enaguas, medias, telas, forros y espesos abrigos, los maestros de la construcción se las ingeniaban para sacar conclusiones acerca del producto al interior del envase y se mandaban sus floridos piropos que muchas veces no pasaban el filtro púdico de las buenas costumbres adscritas al manual de Carreño, aunque, generalmente, las mujeres no les hacían caso o las más de las veces se terminaban riendo una vez fuera del radio visual de los piroperos.
Las asesoras del hogar en tránsito a la panadería eran las víctimas perfectas de estos galanteos de quienes, colgados en los andenes, desataban a su paso salpicados coros de silbidos y otras parafernalias sonoras, mientras las pérfidas –gozando con disimulo el momento de gloria- se hacían las sordas o actuaban sus mejores poses de enojo o indiferencia.

Eran otros tiempos. A nadie se le hubiese ocurrido acudir a la justicia para formalizar una campaña municipal con el fin de establecer normas de comportamiento y poner multas o meter presos a quienes andan con el verso en la boca y clavan la vista en las formas femeninas expuestas en todo su esplendor.

¿No será que la justicia debe tomar cartas en este asunto y aplicarles la ley a todas aquellas féminas que no tienen el menor descaro en exhibir sus anatomías como si los hombres fuésemos invidentes estatuas de carne y no tuviésemos ninguna conexión espontánea con nuestro centro erótico y sensual ante tamaña exhibición de estos hermosos ejemplares femeninos con poco y nada cubriéndoles sus “cosas”?

¿No es un atentado en contra de la psiquis emocional masculina que las mujeres de hoy se hayan liberado hasta el punto en que la superficie de piel expuesta supera largamente a la cantidad de tela sintética que la cubre?

Las mujeres actuales invierten mucha plata, tiempo y esmero en la exhibición casi impúdica de sus exquisiteces en desmedro de aquellos sensualizados machos vía internet en estado-de excitación-perenne que a duras penas controlan la bestia que llevan dentro. Existe una íntima proporción entre el cutis exhibido y las generalmente huachacas concepciones poéticas de los aduladores.

Mucha de la vanidad femenina que hoy circula por las calles es altamente provocativa, a pesar del mensaje que nos regalan algunas de estas mujeres que salen a protestar con carteles en los que proclaman vestirse (semi en pelotas) para sí mismas y no para ser vistas, o que sus escotes (con casi todo afuera del envase) no es una invitación o que sus faldas a la altura de los glúteos tampoco las usan para que los hombres se queden lelos.




¿Será que ellas cuentan conque los hombres somos inconmensurablemente estúpidos?

Seguramente, si alguna de estas adorables criaturas me viese vestido como Dimondo, pero con una ropa que dejara entrever parte de mis intimidades (tal como ellas dejan entrever las suyas) no creo que ella piense que me visto para mí mismo, que no me interesa que otros me vean y que no persigo llamar la atención.

Evidentemente, aquí no hablamos de hostigadores, acosadores violentos ni delincuentes sexuales. Esas denominaciones pertenecen a un tipo de personas que no están capacitadas para circular donde caminamos todos y que deben estar recluidos donde cumplan castigo o donde reciban algún tratamiento que sirva para controlar y contener sus desvaríos.


Pretender aplicar multas como gestos judiciales punitivos hacia las personas que piropean es igual a caer en la histeria de castigar a los padres que les gritan a sus hijos o que les ponen su “tatequieto” cuando hay merecimientos que los mismos padres consideran suficientes.
Entre la gente “normal”, nadie ama más a un niño que sus propios padres, como nadie ama más a los padres que sus propios hijos.

La ley ha fracasado con muchas cosas y fracasará nuevamente en este tipo de aventuras donde son el sentido común, la educación y la propia sociedad en su conjunto los llamados a nivelar la convivencia hacia las buenas costumbres. Nivelar hacia abajo en la convivencia es empezar a poner letreros que prohíban por ley escupir en el suelo, mear en las esquinas, pedorrearse en los ascensores, cagarse de la risa en los velorios o pegar los mocos debajo de las mesas.

Se podría entender que un pusilánime como José Antonio Kast o un populista del Alto Las Condes como Lavin o algún udi de esos que fueron monaguillos, abracen y gestionen estas causas potifruncis adheridas a un planeta mojigato y vendehumo donde la tontera, el alarde y la pretensión siempre están presentes para deformar cualquier atisbo de sentido común. Perseguir demonios imaginarios con una cruz ungida en salpicadas bendiciones de un representante terrenal de algún dios o del hijo de un dios y amigo de Magdalena, parece una práctica alucinada que conduce hacia donde campean los mitos y leyendas o los desvaríos y la histeria.

Los infractores a la ley, acosadores, sitiadores, hostigadores, tocadores y similares, deben ir a la cárcel y recibir su castigo. Los piroperos, deben cuidar los versos que salen de sus bocas para que algunos y algunas -que ven violadores y monstruos en todas partes- no los confundan con delincuentes sexuales.

Lo que sí, es que la "profesión" de piropero distinguido es un arte muy difícil de ejecutar. En no más de unos pocos segundos, el galanteador debe considerar si es el momento apropiado, usar el tono justo y aplicar gracia e ingenio; también, dentro de esos mismos segundos, debe tomar en cuenta si la dama en cuestión va acompañada por alguien que pueda ser su padre, su tío, su hermano, un amigo o el bendito dueño de su corazoncito (y de todo lo demás...generosamente expuesto).
Y así, después de ese análisis flash -e ipsofácticamente- de su boca deben salir los graciosos, divertidos y chispeantes versos que conecten la imagen divina de la piropeada con algo parecido a una flor, un ángel o al paraíso o a las estrellas. Nada de culos, ni tetas.
¿No será pedir demasiado?

7.05.2022

Las Mujeres: Aquellos Extraordinarios Seres Humanos a Cargo de Procrear y Sostener la Especie

 



Habría que partir diciendo que nada de lo que aquí se diga está ajeno a la dolorosa realidad que atañe a aquellos millones de mujeres sometidas a la violencia física y psicológica o derechamente al asesinato, por hombres incapacitados, patológicamente, para la convivencia entre seres humanos.
Sin embargo, no es de psicópatas, criminales y asesinos lo que me interesa relatar, sino de la otra parte de la rabia femenina que tiene que ver con su propio desarrollo como mujer, con su libertad y con el desprecio del cartel que carga encima y que la pone como la señora de y asesora del hogar con el título de "Dueña de Casa", pero sin horario, sueldo, vacaciones ni fondo de pensión para una "jubilación millonaria"... (¡Já!)
No soy científico, ni técnico ni intelectual. Apenas un tipo que escribe para reírse de sí mismo y de los demás egocéntricos que se toman muy en serio. Sin embargo, y a pesar de lo poco, también me alcanza para rendirle un homenaje a mi mujer, a mi madre, a mi hermana y, aparte, a todas aquellas muchachas divertidas que hacen de esta roca azul un buen lugar para disfrutar, reírse, conversar, brindar y revolcarse.
En casi todo el planeta -porque nunca faltan los países rabiosamente machistas- se ha celebrado el día de la mujer o de las féminas, las chicas o de las también conocidas como las "mero-machas" (que no es igual a “marimachas”) e incluso de aquellas que aún no pierden la categoría y simplemente disfrutan de ser las encantadoras compañeras de vida que nos ha tocado en suerte tener y con las cuales hemos podido construir un hogar, crear una familia, tener hijos, disfrutar del sexo y repasar el kamasutra, el vuelo del águila, el salto del ropero (¿ropero? ¡dije closet!), el submarino bestial y otras tantas batallas no aptas para cardíacos ni para aquellos que no han vivido la experiencia o aún no se enteran que una mujer es, naturalmente, el complemento de vida de todos nosotros los que hemos nacido hombres y que - a pesar de los tiempos que corren, las igualdades exóticas, las operaciones del bajo vientre, las transformaciones, los trasplantes y otros maquiavelismos de la ciencia y la consciencia - sostenemos la estirpe sin aspavientos ni tanto desplante y seguimos encantados de ser los amantes, pololos, novios, maridos y demases de estas criaturas divinas, jodidas, evolucionadas, múltiples quehaceristas, maternalistas del materialismo, especialistas en la oferta y el gasto...y, simplemente, nos da por apapacharlas, quererlas, amarlas, cuidarlas...disfrutarlas tal cual son y con sus cosas tal cual vienen...
Que muchas no sepan estacionarse, es otro asunto. Lo que no me gusta, es verlas demasiado involucradas en la aburrida metamorfosis de mujer a hombre; en la competencia, en la rabia por la igualdad "a huevo", por querer parecerse al hombre en casi todo...por enfrascarse en hablar leseras de fútbol, por agarrarse a combos en los bares, por escupir al suelo o hasta por querer dirigir pelotones de fusilamiento o conquistar el mundo
De que tienen derecho ¡claro que lo tienen! Pero, ¿Qué va a pasar con nosotros, nuestra psique y perturbada emocionalidad en relación a la pareja cuando las mujeres se parezcan tanto a los hombres que nos demos cuenta que ya no nos gustan...y entonces nos empecemos a enamorar de otras “cosas”, androides, artilugios con patas, seres híbridos, cyborgs con pinta de mina deliciosa y piel sedosa de última generación, con un disco duro a modo de corazón que les haga ser amorosas, cariñosas, fraternales, solícitas, de risa fácil y tan o más más ardientes que las mujeres que, aún en estos días y a pesar de las resistencias, todavía se atreven a querer hacernos sentir muy hombres y con quienes disfrutamos de nuestra condición de machos alfa?
¿En qué nos transformaremos?
Hemos cambiado la selva verdadera por una jungla de cemento. Sin embargo, la naturaleza, aquí y en todas partes, mayoritariamente sostiene sus equilibrios de convivencia en todas las especies porque los roles de macho y hembra se conservan inalterables, y con ello se mantiene también la solidez de la estructura de cada grupo, familia, manada, cardúmen, bandada, rebaño o jauría (en el caso de los seres humanos).
Nuestra amiga, una mujer divertida, buena para batir la lengua, madre feliz y compañera abnegada y confiable, defiende su condición de dueña de casa, esclava de los deberes, sometida hasta las cachas en la multiplicidad de trabajos sin paga, diciéndole a quien quiera oírla que ella es feliz en tales condiciones; que ella ha elegido libremente tener su casa soplada, cocinar cosas ricas, meter la ropa sucia en la lavadora, ir a dejar a sus hijos al colegio y luego ir a buscarlos, hacerle su coctelito al marido cuando llega tarde del trabajo, aguantarlo cuando se le viene encima desde el ropero (¡dije closet!) y un larguísimo etcétera de otras obligaciones, labores, deberes, responsabilidades, compromisos, cometidos, cargos, tareas, quehaceres...(todos no remunerados).
¡Si será tonta! (exclama una dama que da susto)
Es que hay otras féminas que son unas guerreras fieras de la jungla de cemento y que llevan en la cartera más tarjetas que un dueño de banco, que manejan como si fueran las alfas de la calle, que firman al calce documentos del porte de una biblia, que cargan un perfume que no calienta a nadie pero que te hace sentir que son dueñas de un estatus tenso, pesado y dominante. Estas minas, no te lo pasan ni de broma si no eres el escalón perfecto para subir al paraíso contante y sonante que sigue.
¿Será? ¿O es otro de esos mitos que inventan los hombres resentidos que no tienen colmillos, ni pachorra ni enjundia ni talento (ni menos plata) para conquistarlas?
También, están las otras mujeres, las que reniegan de su condición de hembras, que desprecian la feminidad porque la consideran una gesta de sometimiento al macho, una debilidad impropia de una persona libre, una bajeza de su condición de mujer dueña de su vida. La feminidad -dicen- es para para las mujeres que no tienen autoestima, las débiles o derechamente... para las putas.
La otra versión de la feminidad es la biológica, aquella que la describe como un simple mecanismo de la sobreviviencia de la especie. Todas las hembras animales que necesitan a un macho en la ecuación prevista para prolongar la especie, son "femeninas" cuando se trata de atraerlos, ya sea por la vía del "perfume" o ciertas posturas y actitudes muy propias de una "chica sexy". Obviamente, los animales machos - al igual que nosotros - se ponen de lo más babosos (además de "tensos" en algunas de sus partes) y, sometidos a la emoción eréctil del momento, son capaces de hacer performances increíbles como parte de su ritual de amor y conquista.
Ahí tienen, por ejemplo, a los loros de cabeza blanca que tienen la estrafalaria costumbre de vomitarse mutuamente para refrendar todo el amor que sienten el uno por el otro.
Los monos bonobos, por su parte, se lo pasan “enchufados” con su pareja a cada rato y por cualquier motivo. Para ellos, el sexo es la liberación de todas las tensiones sociales y el delicioso camino que conduce a la tranquilidad y la siesta. Claro que la matraca entre ellos dura apenas 15 segundos...¿Y cómo andamos por casa?
O sea, la feminidad es en realidad una manifestación química y orgánica que tiene un propósito muy definido. Lo que pasa es que la mujer ha extendido esta “función” fuera del período de apareamiento o de fertilidad hasta tenerlo en modo “encendido” las 24 horas del día. Hoy en día, las chicas son sexys de una forma mucho más artificial que verdaderamente, y los hombres no descubriríamos con el olfato ¡ni de broma! si hubiera “celo” de por medio.
Lo de hoy, en el sexo y la conexión macho-hembra, es un caos de señales y mensajes físicos que hacen necesario echar mano al instinto, a la buena lectura del lenguaje corporal o a una brillante interpretación de la foto y lo señalado en la pantalla en donde aparece nuestra interlocutora de Facebook. Es decir, rápidamente tenemos que decodificar y descifrar si ella es ella en realidad, si tiene los años que dice, las gracias que cuenta y que si todas las demás cosas que aparecen descritas son siquiera parecidas a la mitad de lo que vemos en la imagen.
Vivimos tiempos turbulentos donde la interpretación es la madre del cordero. Es decir, hay que saber que uno puede hablar acerca de un hombre y decir “macho”, pero, hay que tener mucho cuidado para decir “hembra” acerca de una mujer. Inmediatamente te va a caer encima el lote de féminas que reniegan de su condición de tales porque todo lo ven desde la oscura perspectiva del sometimiento, de la inferioridad, la injusticia o de la inequidad, por aquello de ganar menos que un hombre por hacer el mismo trabajo.
El Siglo 21 ha traído consigo la alta tecnología del reemplazo orgánico, de la metamorfosis instantánea, del salto quirúrgico de macho a hembra y viceversa, como también nos provee de una variada gama de adminículos inteligentes (ronroneadores y vibrátiles) que hacen las delicias de la gente floja y/o cansada de perder el tiempo con algún(a) cómplice del ring sin ningún talento ni gracia para una sesión divertida, sabrosa y orgásmica. Es que, de estos machos...pajeros, “eyaprecoces” y aburridos - dicen ellas - está lleno el planeta.
Todo parece apuntar a un mundo súper tecnologizado donde la ciencia de lo virtual y las aplicaciones cuánticas nos abrirán paso a otra dimensión de una realidad absolutamente tangible, pero, a su vez, llena de los beneficios que hoy solo aplican en nuestros más encandilados y fogosos sueños. Allí, seremos los dioses del sexo y amos del mundo por lo que dura la sesión de la máquina. En ese espacio que hace realidad todo lo que ambicionamos, también se hará de carne, hueso (y todo lo demás), la mujer perfecta que habita en nuestra psique y que nos arrebata a una cuarta del ombligo. Ahí, habrán revolcones épicos, numerologías posicionales imposibles, contorsiones impropias de nuestra condición esquelética...
Obviamente, lo mismo ocurrirá para ellas. Tendrán a su disposición al hombre perfecto o a la chica de sus fantasías o lo que sea a lo que le quieran apuntar. La imaginación no tendrá límites y... la moral...¿la moral?...Pues, imagino que continuará su inexorable camino al abandono de deberes.
En fin, hoy toca recordar con admiración a esa concentración extraordinaria de mujeres que se reunió en nuestra capital para expresar su beneplácito de estar todas juntas, desahogar su rechazo al abuso y el femicidio, demandar igualdades de derechos, y también, entre otras cosas, exteriorizar todo aquello tan propio de una mujer (cualquiera sea su gusto y su condición de tal).
Me atreveré a decir que dentro de las cosas que no me gustaron de esta monumental manifestación fue la exhibición rabiosa de tetas por sobre los 500 cc que hicieron algunas militantes durante la marcha para demostrar su descontento feminista y también su desaforado desprecio por la autoridad de las carabineras. Un acto innecesario que significa nada y que solo encadena la gesta con la vulgaridad y la falta de talento en la aplicación de los recursos. Es la versión femenina del ponerse la mano en las bolas que hacemos los hombres para despreciar a los demás.
Creo que nunca me acostumbraré a ver la ordinariez en una mujer. Me crie entre tres de ellas y puedo jurar por lo más sagrado que nunca me tocó ver, en ninguna de ellas, algún gesto violento que yo pudiera considerar ordinario, vulgar o derechamente ofensivo.
Si de algo sirve la cultura – y aquí me pongo entre cursi y rebuscado - es para impulsar a que nuestras mujeres no desvirtúen la delicada expresión de la esencia de su naturaleza o de aquella cualidad intrínseca de lo femenino, esa particular belleza de la que están compuestas a partir de moléculas, células, átomos y otros elementos que forman curvas, redondeces y protuberancias deliciosas... todas aquellas maravillas de la naturaleza que fueron creadas con un propósito que va más allá del razonamiento machista o feminista y que tiene que ver con la sobrevivencia de la especie humana.
En fin, tengo montón de razones que están en alguna parte de mi conciencia y de mis pensamientos más encandilados, con dedicación exclusiva a mi amor incondicional por las mujeres.

 


Las ironías de la vida se dan a manos llenas y el "presente de la historia" se encarga de revelar sus secretos. El vilipendiado ex-presidente y mago del autoritarismo extendido (25 años haciendo la pega y salvando el pellejo), Augusto Pinochet, se llevó con él a su tumba el honor de haber sido el único mandatario chileno, desde que se instauró el presidencialismo en Chile, distinguido por los mapuches con el título de Futa Lonco, que, en mapudungún, significa Gran Autoridad.

¿La razón aparente de este reconocimiento? Por iniciativa del gobierno de Pinochet se terminaron entregando 69.984 títulos de propiedad a igual número de mapuches entre los años de 1979 y 1990.
El agraciado con este título fue a su vez el Gran Demonio de la izquierda, el Dictador, el pillo que también se unió al concierto de los mandatarios que meten las manos y se llevan para la casa el fruto oculto de sus contubernios; fue el Malulo y el máximo responsable de un gobierno dictatorial y violento cuyos esbirros más perturbados torturaron, mataron y/o desaparecieron a cientos de mapuches adscritos a la acción y el discurso comunista que se había encargado de agitar sus reclamos por la reivindicación de propiedad sobre sus tierras originarias, entre otras cosas.

Hoy, el conflicto mapuche toma nuevos aires de odios paridos, rabias y desencuentros con el crimen de Camilo Catrillanca a manos de un grupo de cuatro miembros de carabineros de Chile. El padre de uno de ellos salió a "defender" a su hijo acusando con marcado desprecio a todos los originarios de ser unos "indiecitos", unos "mapuches de porquería".

Descorazona comprobar que los gobiernos de derecha se vuelven esclavos de la democracia (con todos sus vicios) y centran sus esfuerzos en la plata, la riqueza, los números, las estadísticas o en las referencias metálicas que dan apariencias de futuro y bienestar.
Desarrollar un país, amén de la creación de proyectos, riquezas y recursos que sirvan al bienestar económico de la gente (¡toda la gente!) también tiene que ver ¡y está de cajón! con la resolución de los males y conflictos que alteran la convivencia, que debilitan la seguridad o que entorpecen la armonía necesaria para que ciudadanamente nos podamos sentir cómodos caminando por las calles o descansando en nuestras casas.

En estos tiempos que corren a todo lo largo y angosto de este Chilito, la realidad ha ido imponiendo su ley y ya no es posible seguir metiendo más mugre debajo de la alfombra. Nuestros paladines de la justicia, los buenos muchachos de verde que, desde 1927 y hasta no hace mucho, eran considerados como la institución más confiable del país, han ido enredando su prestigio y credibilidad -divinos tesoros- que una vez degradados y malgastados cuesta una enormidad recuperarlos.
Como corolario de esta afirmación, el General Director de Carabineros fue cesado en sus funciones con patada en el traste incluida.

La culpa no es del chancho...

Sino de la falta de ética profesional,  los desórdenes institucionales, la inoperancia de la ley en los tribunales de justicia, las restricciones manidas al accionar de carabineros en circunstancias de violencia, las incoherencias del poder político, la luchas intestinas en los partidos y cruzada entre gobiernos de turno, la mala leche, la odiosidad sempiterna de izquierdas y derechas...y hasta la parte perversa de la economía de libre mercado que ha seducido, instigado y empujado el carro de los morosos en Chile hasta hacerlo acarrear consigo más de 4.900.000 endeudados  que ¡oigame bien! no podrán cubrir la deuda sin embarcarse en otra deuda con números más chicos pero aterradoramente extendida en el tiempo...

¿Y esto qué tiene que ver con lo de Carabineros?
Nosotros, aún no hemos aprendido que, en la naturaleza, todo tiene que ver con todo. En ella nada es espontáneo ni ocurre de un día para el otro.  Todo se cuece pausadamente y luego muta en relación a lo que el ambiente le provoca, y así explota en consecuencia. Y lo que el ambiente social está provocando en la naturaleza de la ley es que ésta se ha adulterado y vuelto peligrosamente flexible.
Así, Carabineros, también se ha ido enlodando en esta realidad común donde el truco y la mentira están al servicio de la causa para lograr objetivos (perversos) o para obtener ganancias  (perversas) o simplemente para convencer (perversamente) a otros de endeudarse.

En la actualidad, Chile, es, estadísticamente, el mayor consumidor de drogas de América latina y estamos entre los reyes de la tomatera ¡en el mundo! tanto en hombres como mujeres, incluidos menores de edad. O sea, de los imaginarios jaguares de América en economía nos hemos pasado a  tener un número campeón de verdaderos dependientes de todo tipo de estimulantes para encontrarle gracia a la vida que llevamos.

Los intachables... ¿Sirve de algo ser intachable hoy en día?  Ser ineluctable, inflexible, tomar decisiones irrefutables, irrevocables...¿Es aplicable tamaña tozudez dentro de la hibridez moral que utilizamos la mayoría para llevar adelante una cotidiana existencia libre de conflictos "evitables"? ¿O esa actitud es el camino perfecto para equivocarse una y otra vez? ¿O tal vez para confundir las cosas?

"...Mi abuelo en su lecho de muerte me contó un chiste. ¿Estábamos tristes? Mucho. ¿Nos ayudó reírnos de la situación? Muchísimo. Amar la risa no significa no tener corazón, significa dejarlo de lado un ratito..."

Esta reflexión twittera que tocó el corazón de mucha gente, nos ayuda a darnos cuenta que lo aparente es apenas el cómplice de la primera impresión. El alma inflexible castiga la risa en medio del dolor porque la conecta con la indiferencia o la burla intolerable o la mala educación. La risa, para muchos, no tiene sitio en los velorios, tal como la ingenuidad en la política o en el fútbol.









6.01.2021

Trasplante de Cabeza (Remedio infalible)

                                 

                                       


     Vamos a suponer que usted “pierde la cabeza” constantemente o que tiene “mala cabeza” para recordar cosas importantes, o que hasta su madre le acusa de ser un “cabeza hueca” porque al interior de su mente bullen ideas estrafalarias o no es capaz de concentrarse en nada y cuando va al supermercado por un kilo de tomates llega de vuelta a su casa con un litro de leche sin lactosa. 
Cualquiera sea la razón para que la gente desconfíe de su cabeza y, por ende, de las voladas y tonteras que salen de ella, el camino de reconciliación con la gente, su familia y sus amistades, será siempre una travesía larga y tortuosa porque ya sabemos que una vez instalada la idea de que usted es un “cabeza de chorlito”, no le será fácil deshacerse de ese cartel, y el sarcasmo y las burlas de propios y extraños se encargará de hacerlo más difícil.

 ¡No, ni se te ocurra confiar en ese tonto. No tiene cabeza!
Esa y otras frases peores serán las que adornen sus espaldas en su pasar frente a otras personas que repiten lo que otros dicen de usted. ¡Una maldita tortura!
Sin embargo, y si tiene la suficiente capacidad económica, unos huevos de toro de lidia y, efectivamente, posee una cabeza más desechable que otra cosa, existe hoy en día una solución que es muchísimo mejor de la que usaba Jon Snow para cortar las cabezas de los rebeldes que no le hacían caso cuando era el Lord Commander de los Night's Watch.

     En este caso concreto, y en vez de una decapitación a tajo limpio, la solución perfecta está en hacerse un revolucionario trasplante de cabeza
Se trata de una nueva y complejísima técnica médica que ha salido (¡era que no!) de la cabeza del neurocirujano italiano Sergio Canavero, quien asegura poseer los conocimientos fisiológicos y técnicos precisos para tamaña operación, pero que el resto de los especialistas del mundo los desmienten y se los impugnan. ¡Nadie de los neurocirujanos del planeta cree que este médico espagueti podría tener éxito en una operación de esta naturaleza. ¡Es imposible! (vociferan estos expertos) que pueda volver a unir las millones de terminaciones nerviosas que hay en la médula espinal. 
Canavero, los refuta explicando que posee un pegamento plástico fenomenal (que supera largamente las bondades de La Gotita), que se llama Polietilenglicol, y cuya fórmula química es:

HOCH2CH2OH + n(CH2CH2O) → HO(CH2CH2O)n+1H

     (Puede que falte o sobre alguna H en esta ecuación, pero me declaro incompetente para resolver tal dilema). Lo importante de este asunto es que el Dr. Canavero está segurísimo que con este material pegamentoso podrá solventar el problema de la unión de la médula espinal, que es el meollo fundamental del trasplante de cabezas. Claro que los científicos de la competencia se carcajean de lo lindo con las explicaciones técnicas de Canavero, aunque también los expertos en política internacional se reían a los gritos de las pretensiones de Donald Trump cuando anunció su candidatura a la Casa Blanca. Y ya ve lo que pasó.

     La cosa es que si este doctor italiano es capaz de hacer lo que pregona con tanto entusiasmo, la vida en el planeta Tierra habrá de cambiar completamente para todos aquellos que tengan muchísimo dinero y 10 millones de dólares para gastar en un cuerpo nuevo. Las posibilidades son fantásticas: se podría tener una cabeza con 80 años de conocimientos y experiencias en un cuerpo de 30, sólido, fuerte y musculoso y con algunas herramientas físicas capaces de un enfrentamiento multiorgásmico que ya se la hubiese querido mi tío Casimiro, que, después de los 60, cayó en lo blandengue y la pasión por los bingos en vez de las faldas. Para sus primeros intentos, el Dr. Canevaro cuenta con un paciente voluntario ruso de apellido Spiridónov, quien sufre de una atrofia espinal intratable.

     Evidentemente, es altamente recomendable no apresurar los cortes a la altura de la corbata porque nuestro entusiasta doctor aún no tiene experiencias directas con el descabezamiento de seres humanos, y cuentan las malas lenguas que, aunque no le tiembla el pulso en los cortes del lomo vetado y desmiembra limpiamente pollos y chanchos de engorda, no es lo mismo que andar cortando cabezas de homo sapiens (sobretodo si es la nuestra). 
Todo indica que es mejor esperar que Canavero practique con el ruso antes de ponernos en sus manos y proyectarnos a una vida llena de goces y delicias con un cuerpo macanudo en el Caribe y varias chicas espeluznantes, de esas que hacen del kamasutra un manual para niños de pecho y que no trabajan en el Cirque du Soleil sólo porque prefieren las risas y el despelote a las contorsiones y los equilibrios (amén del placer de intercambiar discursos y cabalgatas por fajos de billetes verdes de a $ 100).

     Ahora que, si usted aún tiene juventud y sus intereses son netamente altruistas y artísticos, puede hacer todo el tratamiento a la inversa: se queda con su cuerpo tal cual y se instala la cabeza de un tipo buenmozo, lleno de talentos, un artista fabuloso, un intelectual de primera línea. Claro que, adicionalmente, habría que considerar una tecnología que haga un download de todo lo que contiene su ex-cerebro, para luego instalarlo en la nueva mollera. Al principio, habrá cortocircuitos, y la contaminación de ideas idiotas de la masa encefálica original se irá poco a poco diluyendo dentro de una mente brillante que sabrá distinguir que pedorrearse en los ascensores atestados es algo que no debe de hacerse. Será raro mirarse al espejo y no reconocerse. Una cosa muy extraña. Pero, ya sabemos que el hombre es un animal de costumbres, y a la vuelta de la esquina usted ya estará habituado a su nueva cabeza y a las bondades que ésta le proporciona.

     Así que, ya lo sabe, espere a ver qué pasa con el voluntario ruso y, mientras tanto, vaya juntando los morlacos necesarios para renovarse del cuello para arriba o para abajo. Le sugiero un concienzudo análisis de sus partes blandas y de la sesera. Métase en internet y someta a su mente a varias de las pruebas de inteligencia e ingenio que abundan en la red. Si del 1 al 10 no obtiene más que puros 2 o 3, ya puede ir pensando en que su necesidad fundamental está en cambiar de cabeza. Pero, si se saca puros 10, y a la vez se queda dormido cuando está desnudo y montado sobre una chica que, a la vista de sus presas y redondeces, se nos pone erecta y rígida hasta la lengua, entonces no cabe la menor duda que necesita con urgencia una renovación completa, desde el cuello y hasta la punta de los pies. ¡Y no me discuta!




  por Alien Carraz La empresa del retail y/o de servicios en Chile, está llena de trucos y faramañas que son parte del espíritu carterista d...